
La educomunicación en el nuevo siglo debería erigirse en un territorio imprescindible para la adquisición y confrontación de conocimientos. Es ya sabido que todo conocimiento se adquiere desde un pensamiento crítico. Un error habitual es llegar a creer que la información y la comunicación generan por sí mismas conocimiento o, como luego veremos, llegar a la conclusión de que el peso cuantitativo de unas u otras áreas curriculares puede influir decisivamente en los conocimientos que adquieran nuevas promociones de escolares.
Cuando nos referimos a la educomunicación estamos haciendo alusión a un cruce de dos campos de indagación y producción de conocimientos (la educación y la comunicación) que encuentran familiaridad y se alimentan mutuamente, no solo a partir de las metodologías desarrolladas sino en cuanto a las potencialidades de intervención social que proponen.Si bien puede sostenerse que la práctica comunicativa del ser humano no puede reducirse a su dimensión pedagógica, no es menos cierto que la comunicación humana, cuando motoriza la producción social de sentidos, compromete actos de enseñanza-aprendizaje y en consecuencia manifiesta una dimensión educativa.
a qUe nOs lLeVa ????
No deseamos que nuestras prácticas educomunicativas encuentren un fundamento idealista, esto es, no nos interesa impulsar concepciones absolutas sobre el mundo ni la política, categorías incambiables para comprender la realidad, erigidas de una vez y para siempre. El idealismo es un principio por el cual las ideas son esencias dadas para siempre y los sistemas sociales con todas sus instituciones son estáticos. Por cierto, para estas concepciones que implican conductas y modos de comunicar perfectamente identificables, las personas sólo son concebibles como portadoras de ideas. Las ideas dejan de verse como construcciones colectivas del proceso de intercambio comunicativo o pedagógico y se consideran datos “a priori” (producidas por otros, pero ajenos a nuestra experiencia) que las ciencias y los patrimonios culturales nos brindan a las personas.
qUe iMpOrTaNcIa tIeNe eN NuEsTrO MEDiO???
los seres humanos nos planteamos la necesidad de un instrumento, de una herramienta informativa, sea gráfica o electrónica, como una parte fundamental del proyecto, porque nos permite expresarnos, ordenar ideas, sentar postura, participar de debates, invitar a otras voces y palabras a formar parte de nuestros espacios, etc. Asimismo como consumidores de medios que somos, como apasionados por la literatura, el cine, la música, el deporte, las expresiones más amplias de la cultura y las artes populares, no desechamos el uso de la televisión, de la radio, de la red de redes, de las cámaras digitales de fotografía y video, etc. Pero no podemos descansar en el hecho de pensar que nuestra tarea de comunicadores pueda reducirse a la manipulación interesada de esos medios. No podemos caer en la tontera de pensar que si llenamos esos medios de contenidos interesantes, democráticos y pluralistas, o más aún, socialistas, comunistas, revolucionarios, marxistas-leninistas, anarquistas o lo que fuere, los mensajes van a llegar a buen puerto sin sufrir distorsiones y a cumplir la función que nosotros les asignemos. Y a propósito ¿esto no es algo que deberíamos festejar? ¿O es que tal vez pensábamos a la educomunicación como una trasmisión lineal de ideas de un polo emisor a un polo receptor donde nuestra habilidad como comunicadores reside en las artimañas que podamos desplegar para reducir al mínimo posible los ruidos que puedan provocarse durante el proceso educomunicativo?
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